Una década antes, el cardenal Matteo Contarelli había dejado fondos para la decoración de una capilla. La decoración de la cúpula se empezó con frescos del artista Cavalier D'Arpino, anterior maestro de Caravaggio, pero estando ocupado este pintor con el mecenazgo papal y real, el cardenal Francesco Del Monte, patrón de Caravaggio intervino para que Caravaggio consiguiera su primer gran encargo eclesiástico y sus primeras pinturas.
Este lienzo de Caravaggio representa un cambio decisivo del estilo idealizante d'Arpino y el arte nuevo, más naturalista representado por Caravaggio. Fue una de las primeras pinturas religiosas, expuestas al público, en la que se daba una representación realista.
Esta composición se sitúa en un recinto muy poco definido. Los personajes se encuentran vestidos a la moda de la época y sentados a la mesa contando monedas. Jesús señala a Mateo, el cual se pregunta si es a él a quien llama.
La acción sucede en un ambiente histórico, pudiendo ser una taberna romana y encontrándose los personajes con sombreros de plumas al modo de los militares de la época. Esta pintura desarrolla la historia sagrada en su propia época, situando a Grecia aquí y ahora. Esto responde a los principios del Concilio de Trento, que recomendaba un arte realista, decoroso y conmovedor, moviendo a la religión mediante el ejemplo.
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