martes, 12 de junio de 2012

ZURBARAN(CRISTO CRUCIFICADO)


Cristo en la Cruz es un cuadro de Francisco de Zurbarán realizado en 1627. Fue una obra tan admirada por sus contemporáneos que el Consejo Municipal de Sevilla le propuso que se instalara en dicha ciudad en 1629.
En este cuadro la impresión de relieve es sorprendente: Cristo está clavado en una burda cruz de madera. El lienzo blanco, luminoso, que le ciñe la cintura, con su hábil drapeado ya de estilo barroco.

Pintado para la capilla oratorio de la sacristía del convento dominico de San Pablo en Sevilla, este Cristo es una de las primeras obras fechadas con precisión el conservamos de Zurbarán. Su admirable tratamiento de la luz y el volumen fueron muy apreciados en su tiempo, y Palomino, que lo celebra muy especialmente, dice que lo muestran cerrada la capilla (que tiene poca luz) y todos los que lo ven y no lo saben creen ser de escultura.
Es evidente que el pintor, al afrontar esta imagen, tuvo muy presentes las novedades del estilo caravaggiesco que eran ya conocidas y muy apreciadas en el ambiente sevillano desde algunos años antes. La intensidad de la luz dirigida, que incide violentamente desde la derecha, subraya los volúmenes con precisión y presta una intensísima verdad al cuerpo desnudo y al abultado año de pureza que se ciñe a la cintura en pliegues quebrados minuciosamente descritos.
Los pies, fuertes y ásperos, se fijan al supedáneo con unos gruesos clavos, y se presentan, juntos y paralelos, tal como recomendaba Francisco Pacheco y celebraba Francisco de Rioja, que veían en ello el retorno al o antiguo, frente a preferencia de otros con los pies superpuestos con un solo clavo con sobre el hombro derecho, en gesto patético de entrega a la muerte, alcanza un punto de sereno abandono, que contrasta con la expresión dolorosa y clamante de otras interpretaciones posteriores del crucificado del propio Zurbarán, el estado vivo.
En el Cristo de San Pablo el pintor ha conseguido una de las imágenes más fuertes y a la vez más serenas de toda su carrera, dañando a la vez su maestría en el tratamiento del claroscuro tenebrista que fue, en su tiempo la característica más elogiada de su producción.
Desaparece de la sacristía en 1810, durante la guerra de la Independencia, vuelve a aparecer en 1880 en manos de los Jesuitas de Canterbury y en 1951 en el Colegio de Jersey, pasa a propiedad privada en 1952 y en 1954 ingresa en el Art Institute de Chicago.

CARAVAGGIO


Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Caravaggio, cerca de Bergamo, en 1573 y murió en Porto Ercole en 1610, dejando tras de sí una vida accidentada y llena de vicisitudes provocadas por su temperamento violento. Aún así, Caravaggio fue junto con Anibale Carracci, uno de los pintores más importantes e influyentes del Barroco. En el año 1584 Caravaggio entro como discípulo en el taller milanés de Simone Peterzano, el cual había sido formado a su vez por Tiziano.

Al joven pintor lo encontramos en Roma ya entre los años 1590 y 1592 aproximadamente. Allí entra, después de pasar por diversas miserias, en el taller de Antiveduto Grammatica, pintor de noble origen sienes. Posteriormente enferma de malaria, ingresando en el hospital de la Consolazione y pintando varios cuadros durante su convalecencia. Una vez recuperado, entra a las ordenes del Caballero de Arpino como especialista en bodegones y posteriormente a las de Prospero Orsi, siendo ambos famosos pintores de la Roma de la época.

Sin embargo, la época más importante para Caravaggio se iniciara en 1595 cuando es acogido bajo la protección del cardenal Francesco Maria del Monte, embajador de los Medici en Roma. Este cardenal era muy cultivado y amante de las artes, ostentando también el cargo de Prefecto de la Fabrica de San Pedro del Vaticano. Este mecenazgo se mantendrá hasta el año 1599 en el que por mediación del cardenal obtendrá el encargo para decorar la Capilla Contarelli, en San Luis de los Franceses, trabajo este que le llevara dos años.

Es en estos años, entre 1599 y 1600 cuando se produce un cambio en el estilo de Caravaggio, usando de figuras silueteadas sobre un fondo oscuro y modeladas por medio del juego entre sombras y luces (claroscuro).

Caravaggio vivirá en Roma, protagonizando diversos incidentes y trifulcas, hasta el año 1606 en el que da muerte a Rannuccio Tommasoni en una reyerta causada por un juego de pelota. Tiene que huir de la justicia, refugiándose en los dominios del príncipe Marzio Colonna, donde se recupera de las heridas recibidas en la pelea.

Una vez recuperado, Caravaggio se traslada a Nápoles, bajo la autoridad de los reyes españoles, recibiendo allí numerosos encargos. Mientras tanto, en Roma sus mecenas y protectores realizan numerosas gestiones para obtener el indulto del pintor. En el año 1608 Caravaggio se dirige a Malta en busca del apoyo del Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Malta, Alof de Wignacourt, al cual retrata, y realizando también diversos encargos. A sí es nombrado Caballero honorario de la Orden de San Juan. Sin embargo, es encarcelado por una disputa de honor con otro caballero, teniendo que huir de la isla.

Así se dirige a Sicilia, donde trabaja en Siracusa, Mesina y Palermo. Caravaggio desea retornar a Roma donde se encuentran sus mayores protectores y mecenas, abogando Scipione Borghese en pro de su indulto. Con esta esperanza se traslada a Nápoles en 1609 y allí es atacado por unos sicarios, probablemente contratados por los caballeros de Malta, que le dan una gran paliza y desfiguran la cara de un tajo.

En el año 1610, cercano ya el indulto, inicia su traslado hacia Roma estableciéndose en Porto Ercole, lindante con los Estados Pontificios, con la intención de cruzar la frontera tan pronto como éste le fuera concedido. Sin embargo, allí enfermaría de malaria, muriendo de esta cuando ya se encontraba indultado por el papa.

BODEGONES


Un bodegón, también conocido como naturaleza muerta, es una obra de arte que representa objetos inanimados, generalmente extraídos de la vida cotidiana, que pueden ser naturales (animales, frutas, flores, comida, plantas, rocas o conchas) o hechos por el hombre (utensilios de cocina, de mesa o de casa, antigüedades, libros, joyas, monedas, pipas, etc.) en un espacio determinado. Esta rama de la pintura se sirve normalmente del diseño, el cromatismo y la iluminación para producir un efecto de serenidad, bienestar y armonía.
Con orígenes en la antigüedad y muy popular en el arte occidental desde el siglo XVII, el bodegón da al artista más libertad compositiva que otros géneros pictóricos como el paisaje o los retratos. Los bodegones, particularmente antes de 1700, a menudo contenían un simbolismo religioso y alegórico en relación con los objetos que representaban. Algunos bodegones modernos rompen la barrera bidimensional y emplean técnicas mixtas tridimensionales, usando asimismo objetos encontrados, fotografía, gráficas generadas por ordenador o sonido y vídeo.

EL PALACIO REAL


El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de la Familia Real Española. Hoy en día el palacio es utilizado exclusivamente para recepciones, ceremonias y actos oficiales ya que los reyes de España residen en el Palacio de la Zarzuela. El Palacio Real también recibe el nombre de Palacio de Oriente.

La construcción del Palacio Real comenzó en 1738 y las obras se prolongaron durante diecisiete años. Poco después de su finalización, en 1764, Carlos III estableció en él su residencia habitual. La localización del palacio fue la misma que ocupó el Palacio de los Austrias, destruido por un incendio durante la Nochebuena de 1734.

El Palacio de Oriente está rodeado por los jardines del Campo del Moro y por los jardines Sabatini. Los primeros, al oeste, datan de la Edad Media; los segundos, se crearon en el siglo XX y están en el norte. El Campo del Moro puede ser visitado durante el día.

El Cambio de Guardia
El cambio de guardia del Palacio Real de Madrid se celebra todos los miércoles desde octubre hasta julio a las 11 de la mañana. Puede ser cancelado por actos oficiales o condiciones meteorológicas adversas.
Palacio Real de Madrid
Visitar el Palacio Real
El Palacio Real ofrece visitas tanto libres como guiadas durante todo el año, cerrando tan sólo durante actos oficiales.

La visita típica incluye la entrada a:

Salones Oficiales: Grandiosos, bien conservados y con mucho estilo, cada salón tiene su propia personalidad. La sala del trono nos dejo impresionados.
Armería Real: Armaduras, escudos y armas de todo tipo que constituyen una de las colecciones más importantes del mundo.
Farmacia Real: Cientos de botes de diferentes formas y tamaños que nos harán retroceder en el tiempo. Lo mejor, la recreación del laboratorio.
Web oficial:

lunes, 11 de junio de 2012

LA RENDICION DE BREDA


Óleo sobre lienzo.

En este gran cuadro, Velázquez nos muestra un episodio histórico sucedido en Breda (Holanda) en 1625, cuando los tercios españoles derrotaron a los holandeses y tomaron la mencionada ciudad, acontecimiento incluido en la guerra de los treinta años que finalmente acabaría con la derrota de España y la independencia de los Países Bajos.



En la escena puedes observar como, en un paisaje donde todavía humean los restos de la batalla, los españoles están a la derecha y los holandeses a la izquierda. Ambos grupos llevan vestimentas diferentes y armamento desigual, los españoles lanzas y los holandeses picas y fusiles. El protagonismo lo ostentan, en el centro de la composición, dos personajes, el español Ambrosio de Spínola a la derecha, recibiendo la llave de la ciudad de Breda, que humildemente le entrega el gobernador, Justino de Nassau, en señal de rendición y sometimiento.

La tranquilidad, el sosiego y el profundo respeto por los personajes, tan típicos de las obras de Velázquez, aparecen también aquí. La dignidad del vencido, que se inclina sumisamente ante el vencedor tiene su réplica en la actitud cariñosa y tierna de éste, que le sonríe cortésmente y le da una palmadita en la espalda. Velázquez huye de convencionalismos y el tema bélico nos lo muestra con exquisita sensibilidad: sangre, muerte y destrucción quedan sólo insinuadas por las humaredas del fondo y no hay generales victoriosos soberbios y engreídos. Todo lo contrario, el general español hace gala de una virtud excepcional: la clemencia y la compasión hacia el vencido, huyendo de toda humillación.

El objeto simbólico central del cuadro, la llave, queda destacado por su situación central y, sobre todo, por el contraste entre su color negro y el fondo de tonos claros que se sitúa inmediatamente detrás. Las lanzas españolas realzan la perspectiva del paisaje posterior y varias aparecen torcidas para dar mayor veracidad.

El realismo es total y puedes apreciar incluso las texturas diferentes de los tejidos: lana, bordados, gasa, seda, ante, etc. Velázquez se recrea en la representación de los personajes y los estudia sicológicamente, convirtiendo esta obra en una galería de retratos. Si te fijas, verás a los españoles más contentos que los holandeses, no en vano son los victoriosos y llevan enormes patillas y gruesos bigotes.. El paisaje del fondo es plano y brumoso como corresponde a esa zona, aunque sabemos que Velázquez nunca estuvo en Holanda.

EL ESTILO:

�Velázquez, como buen pintor barroco, gusta de la composición abigarrada, el naturalismo en lo representado (incluyendo lo feo y macabro, pero tratado delicadamente ) , las posturas sinuosas� y los fuertes contrastes de color y de luces y sombras. La curva está siempre presente como puedes ver en el caballo (visto desde atrás y girando), los pliegues de vestidos , botas y foulards, cabellos, sombreros, etc.

Las superficies brillan a veces como el caso de los cuartos traseros del caballo que parece estar recién cepillado, o la camisa blanquísima del holandés que habla con un compañero y cuyo caballo parece escuchar interesado la conversación.

Entre el primer plano (los combatientes y sus líderes) y el fondo (paisaje) encuentras un plano intermedio (tras la llave) donde aprecias tropas, armas y estandartes reflejados en tonos pastel claros para contrastar con la famosa llave. Por si fuera poco, los soldados de este plano intermedio están bañados por un chorro de luz muy efectista.

Para que nos sintamos en cierto modo partícipes del cuadro, Velázquez recurre a dos trucos : colocar personajes de espalda (como estamos nosotros) y otros que nos miran fijamente, lo que nos hace sentir dentro de la acción. El personaje situado en el borde derecho, joven y elegante es el propio Velázquez que se ha autoretratado con un gracioso bigote y una pose estudiada (él era muy presumido).

Como en muchos cuadros originales, aquí observamos arrepentimientos (el pintor rectifica lo que desea pintando encima, pero como el óleo se oxida con el tiempo, pierde densidad y aparece debajo lo supuestamente borrado) Si quieres comprobarlo mira el sombrero del español de la primera lanza de la izquierda. Velázquez juega con la luz y hace que resalte lo que le interesa, rostros, manos, tejidos, contraponiéndola acusadamente con zonas de sombra y en ese contraste puedes notar la viveza y fuerza de la escena.

Para subrayar la lejanía , utiliza varios procedimientos: punto de vista alto (vemos mucho paisaje) y difuminado del paisaje del fondo (al igual que en la realidad, cuando miramos montañas lejanas, no las vemos nítidas, sino con sus contornos borrosos).

Existe un esquema compositivo estructurado en dos diagonales imaginarias que van desde el caballo hoalndés al español la primera y la segunda desde las lanzas al holandés de abrigo de ante claro.

A VER SI ENCUENTRAS

Un papel con la firma de Velázquez.
Personaje con espuelas doradas.
Soldado español con fusil al hombro.
Número de lanzas.
Personaje muy parecido a Aznar.
Bandera española en el campo de batalla.
General con el cabello de dos colores
El Autor:
Diego de Silva Velázquez nació en Sevilla en 1599 de padre portugués y madre española y murió en Madrid en 1660. Viajó dos veces a Italia , lugar de grandes artistas, donde aprendió mucho sobre los grandes maestros y sus obras. Fue nombrado por el rey Felipe IV pintor de cámara (Pintor oficial) y ello significó una acomodada posición social y económica para toda su vida además de tener repetidos encargos para retratar a los miembros de la familia real (en aquel tiempo no existía la fotografía). Sus obras son muy variadas: mitológicas (Marte, Venus del espejo, Los Borrachos, La fragua de Vulcano, Las Hilanderas), paisajes (Villa Médicis), retratos (Felipe IV, Mariana de Austria, Los bufones, Conde-Duque de Olivares, Inocencio X), religiosas (Cristo crucificado, Adoración de los magos, la Túnica de José), costumbristas (Vieja friendo huevos, El aguador de Sevilla), bélicas ( Las Lanzas).

RETRATO DE FELIPE IV


Retrato de Felipe IV
Hacia 1631 - 1632
Lienzo. 1,95 x 1,10
National Gallery, Londres.

El rey Felipe IV ocupó el trono a la edad de dieciséis años y convirtió en pintor oficial a Velázquez, de veinticuatro años de edad. La relación entre ambos fue amistosa y duradera hasta tal punto que el pintor fue nombrado ujier de cámara en 1627, seguido de otros cargos, y caballero de Santiago, en 1659.

Velázquez fue el único retratista del rey y cuando, en dos ocasiones, el artista se ausentó a Italia, nadie hizo retratos del monarca. Este retrato de tamaño natural muestra al rey con bigote, con vestidos de un esplendor no usual (habitualmente llevaba colores oscuros), y con el Toisón de Oro colgado de una cadena de oro.

El cuadro fue pintado después del primer viaje de Velázquez a Italia (1629-1631). El artista pintaba directamente sobre el lienzo, por lo que en algunas de sus obras pueden notarse alteraciones. El traje bordado está realizado con pinceladas ligeras y gran sutileza de color. Velázquez consideró que este retrato era importante, por el modo en que firmó en el papel que el mismo rey lleva en la mano derecha.

LOS BORRACHOS


Los borrachos
Hacia 1629
Lienzo. 1,65 x 2,25
Museo del Prado, Madrid.

Los borrachos o el Triunfo de Baco debió de pintarse en Madrid en 1629, el año siguiente del viaje de Rubens a la corte española, y quién sabe si esta primera composición mitológica de Velázquez no responderá a una sugestión del gran flamenco.

Pero nada hay más opuesto a la concepción ampulosa y sensual del pintor de Amberes que este modo personal, simple y cotidiano de interpretar la escena, casi como de cuadro de género, que ha hecho pensar a veces si la intención del pintor era expresar lo mitológico, copiar una escena tabernaria, o burlarse de los dioses antiguos.

Baco es un mocetón fornido, de labios sensuales, que se ha desnudado como por burla, y sus acompañantes son pícaros o soldados de los Tercios, vistos en su más inmediata realidad. La técnica es la de sus años sevillanos, con fuerte acentuación de los contrastes luminosos y un modelado apretado y naturalista. Sin embargo, en el paisaje se van introduciendo los tonos grises y la pincelada es algo más ligera que en sus primeras obras.